Complejidad cerebral
A continuación procederemos a recorrer de manera sucinta el territorio cerebral para obtener una idea clara del cerebro y su relación con expresiones como, habilidad mental, capacidades y genética. El recorrido por el cerebro se conducirá por el contenido del libro de Rita Carter El nuevo mapa del cerebro, publicado en el año 2003, en donde se presentan los descubrimientos mas recientes para comprender el funcionamiento del cerebro. Carter nos presenta las generalidades del cerebro de la siguiente manera:
Una sección del cerebro se muestra como una red de neuronas. Estas células nerviosas transmiten señales eléctricas de una a otra. Pueden ser largas y delgadas para llegar a los a los sitios mas apartados del cuerpo humano. Las neuronas tienen formas de estrella unas, de ramas otras. Cada neurona tiene la capacidad de conectarse hasta con 10.000 neuronas vecinas. Las neuronas tienen dos tipos de ramas: Los axones que son los encargados de conducir las señales desde los propios cuerpos celulares y, las dendritas que reciben la información transmitida por los axones. Existe una ranura en donde el axón se encuentra con la dendrita, se llama sinapsis. Cada axón desprende químico llamados neurotransmisores, que luego son disparados hacia el espacio ínter sináptico; estos agentes químicos estimulan a la célula y, de esta manera, se produce una reacción en cadena en donde intervienen millones de células nerviosas. Millones de interconexiones. Durante este proceso, si se dispara una neurona para intercomunicarse con otra no consigue ni un parpadeo mientras dormimos, muchos menos una impresión consciente. “Una neurona tiene que excitar a sus vecinas y estas a su vez, a otras para que se formen tipos característicos de actividad lo suficientemente complejos para generar pensamientos, sensaciones y percepciones.” (p. 19).
En este orden de ideas continúa Carter explicando que este fenómeno de la sinapsis se constituye en el fundamento de la actividad cerebral. Las investigaciones actuales están dirigidas a intervenir en este proceso para determinar si existe una relación entre este proceso conector-químico-eléctrico y el pensamiento. Esta autora señala que “… el paisaje superficial del cerebro es ligeramente distinto en cada individuo.” (p. 15). Se refiere Carter a los surcos de la corteza cerebral o neocorteza. Se podría pensar en una superficie cerebral individual tal cual la huella digital y que en un futuro se pueda tomar una impresión del cerebro con cualquiera de los métodos de exploración que existe en la actualidad.
En la parte posterior del cerebro, expresa Carter (Ob. cit), se encuentra el cerebelo. Cada mitad del cerebro se divide en cuatro lóbulos que están separados por pliegues: en la parte posterior del cerebro está el lóbulo occipital; cerca de los oídos está el lóbulo temporal; la parte superior del lóbulo temporal es el lóbulo parietal y, delante de éste, está el lóbulo frontal. Cada lóbulo contiene un grupo de actividades propias. De esta manera, en el lóbulo occipital se encuentra la zona de los procesos visuales; en el lóbulo parietal se encuentran las funciones que se relacionan con el movimiento, la orientación, el cálculo y ciertos tipos de reconocimiento; los lóbulos temporales contienen funciones de sonido, la comprensión del habla (hemisferio izquierdo) y la memoria; el lóbulo frontal se encarga de las funciones cerebrales mas complejas: planificar, pensar y conceptualizar la apreciación consciente de las emociones (Carter, 2002).
Continuando este breve viaje por el cerebro, Kasuga, Gutiérrez y Otros (1999), afirman que en el año 1981, el psicólogo norteamericano Roger Sperry obtuvo el Premio Nóbel de medicina por sus investigaciones acerca de la existencia de los hemisferios cerebrales. Con un grupo de colega, Sperry realizó investigaciones en pacientes sometidos a cirugía cerebral para tratar de elevar el nivel de vida a personas con epilepsia. Como parte de sus experimentos, los neurocirujanos seccionaron el cuerpo calloso que sostiene o se considera el puente entre los hemisferios cerebrales, lleno de fibras nerviosas que permiten que haya intercomunicación entre ellos. Después de la cirugía los hemisferios no pudieron intercambiar información (p. 28).
Según Cartel y Russel (2003), en referencia a los trabajos de Sperry y sus colegas refieren que:
Cuando se le mostraba una imagen a una de las pacientes de modo que la información sólo llegara al hemisferio izquierdo podía describir que veía; cuando la misma imagen se presentaba al hemisferio derecho, la enferma negaba ver nada. Sorprendentemente, cuando se le pedía indicar un objeto similar al representado en la imagen proyectada, podía hacerlo con dificultad (p.6).
Lo anterior evidencia que el lado derecho del cerebro vio e identificó la imagen, aún cuando no la podía explicar. Esto revela que cada hemisferio tiene sus propias habilidades. Si por costumbre o tradición educativa se trabaja con habilidades de uno de ellos, se llegará a ser muy bueno en esas habilidades y se presentará dominancia de un hemisferio sobre otro.
Según los autores mencionados anteriormente, el término lateralidad enfatiza la dominancia de un hemisferio sobre una parte del cuerpo. Cada unidad de la neocorteza dispone de unas funciones cognitivas. “Cada mitad tiene sus propias sensaciones, percepciones, ideas o pensamiento con independencia de las experiencias correspondientes al hemisferio opuesto” (p. 10). Estos autores presentan las funciones de cada hemisferio para comprender la lateralidad discriminadas como sigue:
Hemisferio izquierdo: Secuencial, sucesivo, expresión lógica, percepción focal, analítico, agresivo, noción del tiempo, literal. Lingüístico, inteligencia verbal, intelecto, conocimiento cuantificable y cálculo matemático, entre otros.
Hemisferio derecho: Holístico, simultaneo, expresión gestual, conocimiento difuso, sintético, pasivo, atención al presente, metafórico, estructural, inteligencia práctica, sensualidad, conocimiento empírico y aprehensión de modelos.
Se deduce de las funciones hemisféricas, que lo secuencial, analítico y racional del hemisferio izquierdo es diferente a las funciones espaciales, artísticas y creativas del hemisferio derecho. Cuando se separan estas funciones hemisféricas se resalta que el aprendizaje que se obtiene a través de la formación escolar ha estado regido por las funciones del hemisferio izquierdo que es secuencial, no se toma en cuenta el holismo del hemisferio derecho, por señalar sólo un aspecto. De acuerdo con esto, no se desarrollan muchas capacidades y habilidades en los niños y adolescentes que han transitado por el sistema educativo nacional.
Los investigadores Cartel y Russell, desarrollan estos aspectos de la siguiente manera: existen creencias de que los escritores emplean el hemisferio izquierdo, mientras los artistas usan el hemisferio derecho. Señalan que los sistemas educativos del mundo occidental desarrollan las capacidades del hemisferio izquierdo y dejan de lado las habilidades del hemisferio derecho.
Cabe destacar que en los aportes de los autores mencionados con anterioridad se presenta la inteligencia conformada por varias capacidades, facultades o habilidades , hecho muy importante a la hora de relacionarlos con las teorías de inteligencias múltiples propuestas por varios autores y que referiremos a continuación por constituir un punto neurálgico en este estudio.
Autora: Dra Juana Rìos
